Un hogar no es un hogar si en ella no vive una familia. Y, del mismo modo, una familia no es una familia si no vive en un hogar.

El edificio no es lo importante. No es la estructura a lo que llamamos hogar. Es la presencia de una familia en la que todos se sienten cómodos, relajados y muy, muy felices. SHUTTERSTOCK_36228661_Super

Una familia que vive en una casa del árbol como Tarzán, puede llamarla hogar porque están con sus seres queridos compartiendo lo que tienen.

Por otro lado, un príncipe que vive en un palacio no puede llamar hogar a tanta extravagancia y tanto lujo si no tiene a nadie más que a sí mismo. Incluso si tiene sirvientes y ayudantes a su disposición,  ya que solo forman parte de los adornos del palacio.

El dinero y la riqueza puede ser parte de una familia, pero nunca pueden crear una familia. Con frecuencia, lo que suele causar es la destrucción de una familia.

Sin embargo, la apariencia de la estructura, la familia feliz es lo que consigue que un hogar sea bonito. Incluso para quien lo mira.

Una casa solo puede considerarse un hogar cuando en ella vive una familia llena de amor y que cuidan unos de otros.

Las  disputas, peleas y pequeñas riñas dentro de la familia no se pueden evitar, es algo que no se puede negar. Pero, gracias al amor, la paz siempre prevalecerá en un hogar. SHUTTERSTOCK_328810142_Huge

Lo que crea un hogar es una familia feliz. Lo que crea una familia no son solo los hermanos y los padres, sino todos, ya sea por consanguinidad o no, siempre y cuando estén unidos y se quieran unos a otros.

Teniendo en cuenta todo esto, ¿podrías decir que ahora mismo te encuentras en tu hogar con tu familia?