Una reunión familiar o consejo es un encuentro regular de todos los miembros de la familia. Su propósito es hacer planes y tomar decisiones, establecer metas como familia, darse ánimos los unos a los otros y divertirse juntos. Es un buen lugar para hablar de las tareas del hogar y actividades futuras. También es adecuado para probar nuevas habilidades e ideas en un ambiente seguro. Algunos padres aprovechan este momento para enseñar a sus hijos habilidades de comunicación, interpersonales y sociales que permitan a todos los miembros de la familia tener éxito en sus andaduras fuera de la unidad familiar. Es un momento en el que todos los miembros de la familia comparten sus esperanzas, sueños y logros.
No es un buen momento para conflictos, críticas ni quejas. En una familia democrática, las decisiones que afectan a toda la familia se toman juntos. Eso no quiere decir que se les vaya a permitir a los niños dirigir a toda la familia, sino que sus aportaciones e ideas son bienvenidas y se discuten de forma respetuosa. Cuando a los miembros de una familia se les permite participar en la toma de decisiones, sienten que el plan es más “suyo”.
Un consejo familiar típico podría celebrarse un domingo por la tarde sobre las 7-8 horas, con planes de jugar a algún juego de mesa después. Hay familias que prefieren hacerlo durante desayunando en un restaurante. Cada familia es diferente, pero es necesario que al menos una hora a la semana sea solo “para nosotros”. Eso quiere decir nada de amigos, teléfono, televisión ni interrupciones de cualquier otro tipo.
Es un momento especial para forjar fuertes lazos de comunicación con los demás miembros de la familia y para reforzar la importancia de cada uno de los miembros para la familia como un todo.